Sobre el xook k’iin 

Como es consabido, el xook k’iin —“leer/contar los días”, en idioma maya peninsular o yucateco— es una técnica de previsión de futuro que adecua las tareas del ciclo de la milpa en tiempo y forma dados por una serie de predicciones meteorológicas. 

Estas predicciones tienen lugar en dos tipos de cuenta o lectura previsoria climatológica. La primera, llamada corta, comprende la revisión atenta de diferentes señales de la naturaleza —que suelen técnicamente ser designados como bioindicadores— durante el mes de enero. El comportamiento de estos signos por cada día orienta a los campesinos/las campesinas a deducir las condiciones meteorológicas proyectando cada segmento del mes de enero —por días o por hora, según sea el caso— con el resto de los meses del año que le sean correspondientes. 

La lectura de la segunda, denominada larga, tiene lugar durante el resto del año. En esta se atienden a señales que fueron atendidas durante la cuenta corta, pero que sirven de “ajuste” a la visión previa sobre la climatología del año, con miras a “afinar” los tiempos de cultivo de la milpa. Las señales dadas por los bioindicadores durante la cuenta largapueden contrastar con los brindados durante la corta; ninguna lectura previa es definitiva ni puede tenerse por determinante en términos absolutos, sin que por esto pueda ser tildada de incongruente. La armonización de ambas cuentas se da sobre el transcurso del año, y sólo es concluyente al finalizar todo el año, tras los ciclos agrícolas y climatológicos, con tiempos de quema, siembra, cosecha, y las temporadas de secas, calores, lluvias y fríos que las envuelven. 

Es preciso mencionar que la lectura del xook k’iin atiende a diferentes circunstancias, tanto geográficas como micro climáticas de la península de Yucatán. Lo previsto por el xook k’iin en un pueblo del oriente peninsular no será el mismo que se perciba en una población del extremo oriente o sur, por ejemplo. Asimismo, los procesos de sensibilización agrícola-climática son complejos, y la atención a los bioindicadores difiere considerablemente incluso entre localidades vecinas. 

Debe aclararse que los llamados bioindicadores condensan la comparación de diferentes ciclos biológicos, como el de los animales, de las plantas, la temporada de lluvias y de secas, los ciclos lunares y solares, la dirección de los vientos, los movimientos de las nubes y las estrellas; también aprovecha y contrasta los calendarios festivos litúrgicos católicos y civiles. 

Cabe decir también, por un lado, que casi todos los bioindicadores están relacionados en amplia medida con los periodos de lluvias y secas. Esto no debería sorprendernos. Es así por la fragilidad del sistema agrícola de la milpa, que depende completamente de precipitaciones generosas de lluvia en tiempo y cantidad adecuados, a más de la ausencia o impacto mínimo de huracanes, así como la levedad de las sequías. Estos son eventos atmosféricos sobre los que el campesinado maya no tiene potestad, salvo acogerse a la benignidad de los yuumtsilo’ob y otras potencias, conmovidas ante las peticiones brindadas desde la ritualidad agrícola maya. 

Por el otro, debemos mencionar que algunos bioindicadores ofrecen otro tipo de vaticinios durante el transcurso de la cuenta larga. Nos referimos en específico a algunas aves, entre otras, que pueden incluso presagiar sucesos funestos, como la muerte de algún miembro de la comunidad. Con esto abrimos a la afirmación de que la lectura de bioindicadores en el pueblo maya procura atender a diferentes situaciones importantes de la vida cotidiana y comunitaria, con miras a prever eventos críticos inminentes o procesos complejos. Esto es desde la preparación temprana de lo necesario para hacer frente a penurias. Puede ser que un año sea avizorado como potencialmente calamitoso, ya desde el ámbito de la subsistencia alimentaria —dígase atravesado de sequías o malas cosechas—, ya desde la muerte de algún familiar. Sucede que, en ocasiones, se vaticina el fallecimiento de algún padre o abuelo milpero, cuya familia quedaría en orfandad. Por eso las orientaciones sobre cuáles previsiones deben tomarse son dictadas desde diferentes esferas. 

El xook k’iin y las condiciones climatológicas globales imperantes 

La previsión del futuro por parte del pueblo maya peninsular, que se refleja en el asomo del porvenir, aun sea a corto plazo, tiene diferentes razones. Una de las más importantes radica en la fragilidad de una colectividad étnica que basa su subsistencia —de modo principal, pero no exclusivamente— en el ciclo agrícola del sistema milpa. La agricultura practicada desde antaño depende de la buena lluvia y condiciones atmosféricas, ámbitos que, como ha sido dicho ya, sobrepasan la potestad de la acción humana. 

Debe recalcarse que la riqueza, sabiduría y sensibilidad en torno al xook k’iin no pueden ser atendidas desde el cientificismo occidental. Frente a posturas de exacerbado positivismo de la “ciencia moderna”, el xook k’iin ha probado ser un dispositivo con una considerable efectividad atestiguada por generaciones actuales y pretéritas, y que goza de una respetable antigüedad en la que basa su autoridad, ponderada hoy entre sus usuarios. Incluso el término bioindicador, si bien es una categoría útil por su practicidad, queda corto al momento de describir las cualidades de las señales y llamadas multiespecie que son leídas e interpretadas por los humanos. 

Cabe indicar que entre diferentes localidades que conforman el pueblo maya peninsular, hay una serie de preocupaciones en torno al porvenir, y que impactan en la manera de vaticinar las tareas para la propia subsistencia a través del xook k’iin. El pueblo maya sabe que el clima está cambiando en tono alarmante, y no por culpa suya, por supuesto. Diferentes emprendimientos masivos a escala global han configurado el capitaloceno, y han impactado en el devenir climático a nivel planetario, y son acusados así tanto por mayas peninsulares como por otros pueblos indoamericanos. Las principales señales de las divergencias en la lectura del xook k’iin, y la irrupción de fenómenos atmosféricos cada vez más aciagos, y no anunciados por la cuenta de los días, tienen diferentes maneras de manifestarse.  

Dicen varios campesinos y campesinas mayas que el xook k’iin es cada vez más difícil de interpretar, porque “el clima ya cambió”. La lectura e interpretación se mantiene en el conocimiento y la memoria, pero no siempre es aplicable, porque las condiciones ya no son las mismas de antes. Esto se advierte en el aumento drástico en la temperatura del ambiente a escala global como mega agente, el prolongamiento de la temporada de secas y reducción de la temporada de lluvias, la aparición de huracanes y tormentas tropicales que anteceden a la temporada de lluvias, así como severas y frecuentes inundaciones.  

De acuerdo con la memoria del xook k’iin que permanece en varios abuelos y abuelas mayas, la anterior distancia entre la formación y llegada de huracanes era relativamente distante (10 años, promedio). En la actualidad, a lo largo del año se forman e impactan varias tormentas y huracanes en la Península de Yucatán. Los huracanes traen consigo plagas que afectan a las milpas, y son cada vez más invisibles a las señales del xook k’iin. 

Un campesino maya ha señalado que las lluvias que deben caer para favorecer las milpas deben ser provocadas por la evaporación de masa arbóreas incluso provenientes desde puntos muy lejanos, como en las selvas amazónicas. Pero al devastarse éstas, el agua que se condensa en los cielos es la evaporada desde los mares, lo que provoca una lluvia anómala, a destiempo, salina y muy nociva para los cultivos. 

Ante esta situación, los animales han alterado su comportamiento, por lo que la cuenta de los días ha perdido precisión. Los campesinos y las campesinas enfrentan mayor incertidumbre que la de antes. Su trabajo se deja en manosde las deidades. Quienes hacen milpa de modo tradicional se preparan para resistir a cualquier evento que arruine sus sembradíos. Se preparan emocionalmente, para enfrentar la frustración. La constancia es una virtud de quienes eligen el trabajo agrícola en estos contextos. 

Pese a todo, el xook k’iin es una herramienta de persistente uso por agricultores/as, apicultores/as, ganaderos/as, médicos/as tradicionales, cazadores/as que insisten en mantener un conocimiento profundo sobre la naturaleza heredado desde antiguo. Aun frente al panorama crítico actual, es un dispositivo que da cuenta, a escala local, del cambio climático y sus efectos regionales. 

Sobre los bioindicadores 

Dicho lo anterior, presentamos aquí una serie de bioindicadores que suelen ser atendidos durante ambas cuentas. Antes de ello, exponemos dos últimas advertencias. La riqueza, sabiduría y sensibilidad en torno al xook k’iin, como se mencionó,no pueden ser atendidas desde el cientificismo occidental; las señales ofrecidas por los bioindicadores aquí apuntados no deberían segmentarse. No obstante, lo exponemos aquí para ofrecer una idea ilustrativa de qué puede estar detrás de una anómala fila de hormigas en una temporada o espacio en que nunca han sido vistas, o qué puede entenderse del canto a deshoras de un ave agorera. Aunque puede parecer repetitivo, muchos de los bioindicadores están vinculados con la determinación de las temporadas de lluvias y secas, así como la duración de éstas. 

Aves 

Yúuyum (Bolsero yucateco)

Acaso el ave más considerada dentro del ámbito del xook k’iin. En específico, son sus nidoslos que cuentan al momento de hacer la previsión climatológica, del que se toman en cuenta los lugares y fechas en que son confeccionados, sus longitudes y el tono de las ramas y hojas que sirvieron para su elaboración. Las consideraciones varían de acuerdo con la región de la Península. 

Por ejemplo, en una zona, la longitud del nido indica la duración de la temporada de lluvias: si éstos son prolongados y abundantes, así lo serán el tiempo de los aguaceros; si los nidos son cortos, los temporales serán muy breves. En otros rumbos, la cortedad de los nidos colgantes indica la proximidad de las lluvias, entendiendo que las aves confeccionaron sus nidos con premura ante la cercanía de las aguas. En cambio, los nidos largos anuncian una sequía prolongada, de modo que las aves pueden dedicar mayor tiempo en la hechura de su vivienda. (BernarndoXiu, José Clemente Echeverría) 

Noom (Tinamú canela)

Su llamada de apareamiento está vinculada con la proximidad de la temporada de lluvias. Si su canto se adelanta al mes de mayo, mes en que suele tener lugar su reproducción, es leído como proximidad de las lluvias. En cambio, si se retrasa su canto, indica que las precipitaciones demorarán en caer. (Santos Chuc) 

Ts’uts’uy (Paloma arroyera)

Estas aves confeccionan sus nidos con el inicio de la primavera, en el mes de marzo. Si el campesino encuentra nidos durante el invierno, indica el advenimiento de lluvias con sol, fenómeno conocido en lengua maya como ja’ja’al yáax k’iin, es decir, “lluvia seca”. Su canto anticipa lluvia próxima; es un canto de temor, pues tiene miedo de mojarse por la lluvia. Se narra que durante la Creación, no recibió un “aceite” que le protegiera el plumaje de lluvias. (Bernardo Xiu, Rudy Pérez) 

Xk’ook (Mirlo café)

Se dice que su plumaje es un traje muy sencillo y humilde que contrasta con la belleza de su canto, que está vinculado con la llegada de las lluvias. Su canto —que tiene una tonada que es calificada como triste por los/las mayas yucatecos— es tenida como una súplica del ave que implora que caigan las lluvias. Cuando éstas han caído ya, trina con un tono distinto, que es tenido como un cantar de agradecimiento. Más allá de pensar su canto como una “señal”, puede entenderse, en primer término, como una acción que provoca la lluvia. (Santos Chuc, Emilia Tun) 

Kusam (Golondrina yucateca)

Generalmente vuelan en entornos húmedos y frescos, como los cenotes abiertos. Es necesario atender a su vuelo cuando se les encuentra fuera de estos espacios, pues es leído como el advenimiento de fuertes temporadas de calor. Si durante una onda cálida se le halla volando fuera de sus espacios, indica que el calor se agudizará aún más. Por demás, si revolotea cerca de la tierra, a bajas altitudes, es señal de lluvia próxima.(Bernarndo Xiu) 

Kukutkib (Paloma morada)

Así como el xk’ook, su canto suele escucharse por las mañanas, generalmente a la misma hora. Cualquier deshora de su trino, ya sea previa o posteriormente a la hora común matutina, suele tenerse como un anuncio en el adelanto o retraso de la temporada de lluvias. Además, su raro canto nocturno anuncia la muerte de algún vecino en el pueblo. (Emilia Tun) 

Baach (Chachalaca)

Es otra de las aves con más señaladas durante el xook k’iin. Tal como acontece con otras aves, la lectura meteorológica está vinculada con sus cantos a destiempo, y la interpretación de éstos varía de acuerdo con la región. En algunas zonas, su canto vespertino anuncia que lloverá a partir del tercer día en que se le escuche por primera vez. Si su canto es advertido entre la medianoche y la madrugada, es señal de chubascos persistentes y prolongados desde el amanecer del día siguiente. (Bernardo Xiu) 

Ch’eel (Chara yucateca)

Advierte al campesino de la presencia de hormiga xulab, una hormiga que anuncia lluvia muy fuerte. El canto de esta ave anuncia la proximidad de otro agente: a los/las cazadores, la cercanía de un venado o de un pavo de monte, así como la proximidad de hormigas xulab, que atacan los meliponarios y a las abejas. (José Clemente Echeverría, Evaristo Ix) 

Xooch (Lechuza)

Es un ave nocturna, y suele ulular por las noches. Debe prestarse atención a su canto diurno o vespertino durante los días calurosos de abril y mayo, pues es señal de lluvias próximas. Por otro lado, su ulular persistente en algún punto de un pueblo señala el fallecimiento inminente de algún vecino del rumbo. Cuando esto sucede, adultos mayores y enfermos suelen limpiar a conciencia sus casas y prepararse para partir, en caso de que alguno de ellos fuese el próximo en morir. Quienes están enemistados con familiares o amigos, procuran también reconciliarse. (Evaristo Ix) 

Ts’unu’um (Colibrí)

Su presencia es leída tanto como anuncio de precipitaciones próximas, así como que los cultivos se lograrán, y que habrá una pronta y benévola cosecha de maíz. (José Clemente Echeverría) 

Toj (Pájaro reloj)

Cuando su canto es persistente durante los meses de junio a agosto, anuncia frecuencia de lluvias. Suelen habitar en pozos y cenotes; cuando se les ve entrando y saliendo con insistencia, son igualmente señal de lluvia. Durante el mes de noviembre, cuando los difuntos retornan a los pueblos para ser celebrados por sus seres queridos, suelen hacerlo en forma de animales. Algunos de ellos toman la forma de esta ave. Es por eso que, durante este mes, suelen vérsele cerca de los pueblos y viviendas. (Emilia Tun) 

P’ujuy (Tapacaminos)

Suele hallarse en los senderos de los montes al rayar el crepúsculo. Al detenerse frente al camino del milpero que retorna a casa, le advierte que no debe seguir por aquel sendero, pues al final de éste se encuentra la abuela del ave, que es una xpul ya’aj, es decir, una hechicera que puede convertirle en árbol. Son también una forma en que las ánimas retornan a la Tierra durante el mes de noviembre. No suelen aproximarse a las poblaciones; si alguna irrumpe en el pueblo, es señal de algún próximo accidente. (Emilia Tun, Evaristo Ix) 

Xtakay (Luisito)

Su cantar está relacionado con la proximidad de las lluvias. Además, en algunos pueblos se dice que su cantar dentro del espacio habitado es una “burla” que anuncia chismes y conflictos próximos, o la muerte de algún vecino. (Carlos Echeverría) 

Koos

A diferencia de otras aves, se dice que este falcónido no canta, sino que grita o llora. De hecho, su exclamación es tan fuerte y similar a la voz de los humanos, que puede aterrar a quien lo escucha en el monte por primera vez. Así como los humanos resienten fracturas o dolencias óseas ante la proximidad de lluvias, así estas aves gritan cuando hay fuertes aguaceros por caer, porque su cercanía les hace doler los huesos o sufrir jaquecas. Su proximidad a las poblaciones son igualmente señal de accidentes o muerte. El campesino que escucha su grito en el monte no debe contestarle, pues se pierde emocionalmente y le suceden situaciones funestas. (Bernardo Xiu, Evaristo Ix) 

K’aw

El campesino/La campesina debe ser diligente con las labores en la milpa, y emprender la siembra con la prontitud adecuada, según las previsiones meteorológicas atendidas durante el xook k’iin. Estas aves hacen sus nidos a mediados de mayo, de modo que los milperos y las milperas deben apurar la siembra y no atrasarse. Si alguno se demora en esta tarea y siembra hasta mediados de junio, los k’aw destruirán todos los sembrados, pues tienen que alimentar a sus crías recién nacidas. (Mario Euan, Rudy Pérez) 

Eek xiik’in.- Eek xiik’in

De acuerdo con algunos campesino y campesinas del sur de Yucatán, estas aves se encuentran en menor número. Solían arribar hacia el sur para alimentarse de frutos que hoy escasean en la región (op’ che’ o anonáceas), lo que ha disminuido su presencia en ese rumbo peninsular. En el norte de Yucatán, cerca de la costa, sus movimientos son señal para otras aves de la existencia del florecimiento de frutos tanto silvestres como cultivados en espacios poblados. De hecho, los movimientos de parvadas de loros son cada vez más visibles en espacios urbanizados. En el campo, suelen alimentarse de semillas de box kats’im (Acacia gaumeri) y de los frutosde la milpa cuando florece. (Emilia Tun, Bernardo Xiu) 

Árboles 

Ceiba y sus flores (Ceiba pentandra)

Cuando las semillas cuelgan generosamente, rompen y arrojan algodón que vuela por los aires, es una señal de que las cosechas de mejen naal —maíz temprano— se lograrán favorablemente. (Bernardo Xiu) 

Sinanché (Zanthoxylum caribaeum)

Al igual que la ceiba, si sus frutos se disponen con abundante, indican una próspera cosecha de maíz. (Evaristo Ix) 

Flamboyán

Cuando se llena de flores entre mayo y junio, es leído como señal de que vendrán copiosas lluvias. Cuando su florecimiento es superabundante, anuncia que las cosechas se lograrán y se darán con holgura. (Rudy Pérez, Bernardo Yiu) 

Jabin (Piscidia piscipula)

Cuando su madera truena, es porque ha llegado el tiempo adecuado para hacer la quema preparatoria del terreno donde se efectuará la milpa. El viento mece sus ramas y semillas, y suena como el crepitar de una hoguera. (Rudy Pérez) 

Nubes 

U jaltun ja’ o u jaltun chaak

Su nombre quiere decir, “depósito de agua” o “depósito de lluvia [del dios Chaak]”. Estas nubes bajas que ennegrecen el cielo traen lluvia segura, y suelen ser recibidas con gratitud, especialmente cuando son las primeras en caer.   

Ya’ax ka’an

Son nubes que “han subido”, como su nombre lo dice. Aunque algunas luzcan oscuras y lleven agua, por haber subido tan alto en el cielo ya no brindan lluvia.  

Ak’ab muuyal

Son nubes blancas y bajas que no están cargadas.  

(Mario Euan, Rudy Pérez) 

Hormigas 

En lengua maya las hormigas son llamadas síinik de modo genérico. Las denominadas saay (Atta cephalotes) que pueden ser negras o rojas —llamadas éstas chaksaay)— suelen habitar a tierra de los solares y, aunque algunas pican, son generalmente inofensivas. Debe atenderse a sus movimientos o a los aspectos que toman las entradas de los hormigueros. Por ejemplo, si la piquera donde acceden forma una pequeña montaña de tierra, indica lluvia próxima. Cuando las hormigas se arremolinan en torno al hormiguero, es señal de que las lluvias venideras serán muy fuertes e intensas, y ordenan la mudanza de la colonia a sitios más altos para salvar a la reina y sus huevecillos. Hay hormigas con las que debe mantenerse mucha precaución; tal es el caso de las xuulab (Eciton burchelli), pues son en extremo agresivas y suelen atacar los meliponarios y otros espacios donde moran las abejas. 

(Evaristo Ix, Bernardo Xiu, Mario Euan) 

Viento 

Por lo general, las lluvias buenas son traídas por nubes que vienen del oriente, acarreadas por el viento que sopla del Este al Oeste. Cuando el viento sopla de nojol a xaman —es decir, de sur a norte—, es el tiempo propicio para hacer la quema preparatoria del terreno donde se cultivará la milpa. Los soplos de este viento son el origen de todas las tareas en el campo, que inician con las quemas. Durante la cuenta corta del xook k’iin, en el mes de enero, se presta singular atención a vientos anómalos que se manifiestan en forma de moson o remolino, o con ráfagas intensas, especialmente en fechas que representan los meses de agosto a octubre, pues pueden indicar huracanes. Los vientos de Poniente a Oriente suelen acarrear enfermedades. (Bernardo Xiu) 

Agradecemos a las personas que colaboraron en la conformación de este texto, compartiendo sus saberes desde sus pueblos: 

Bernardo Xiu, Mama 

Evaristo Ix, Homún 

Emilia Tun Nahuat, Cansahcab 

José Clemente Echeverría, Homún 

Mario Tun, Santa María, Cansahcab 

Mario Euan, Tabi 

Rudy Pérez, Mama 

Santos Chuc, Yaxunah