Yucatán: un ecosistema vulnerable entre amenazas y esperanzas
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Yucatán: a vulnerable ecosystem
Resumen: En este texto se ofrece una visión panorámica del contexto histórico, sociocultural y ambiental en el que se desarrollan algunos de los principales megaproyectos que amenazan el patrimonio biocultural del pueblo maya de Yucatán y en particular el Xok k’iin. Yucatán es un ecosistema muy vulnerable a la contaminación del agua subterránea y a los efectos del cambio climático, fenómenos que ponen en riesgo los conocimientos y prácticas tradicionales de las comunidades mayas. Finalmente, se señalan experiencias recientes de defensa del patrimonio biocultural.
La diversidad de los ecosistemas de Yucatán
Yucatán, uno de los treinta y dos Estados de la república mexicana, ubicado en la península homónima entre el Golfo de México y el mar Caribe, tiene un ecosistema único. Su vegetación abarca dunas costeras, manglares, selva baja caducifolia, selva mediana subcaducifolia, selva mediana subperennifolia, selva baja inundable, sabanas, petenes e hidrófilas. La selva baja caducifolia y la selva mediana subcaducifolia son las más extendidas en el Estado y son las que le dan su rostro particular al paisaje yucateco. En estas selvas habitan la Ceiba aesculifolia y la Ceiba pentandra, árboles conocidos simplemente como ceiba, la cual tiene una gran importancia simbólica para la cultura maya, ya que representa la conexión entre la tierra, el cielo y el inframundo.
Asimismo, Yucatán es considerado uno de los lugares kársticos más emblemáticos del planeta. La mayor parte del suelo de este Estado es calizo, por lo que el agua se filtra fácilmente, lo que provoca la formación de dolinas de colapso con agua, conocidas localmente como cenotes (palabra que se deriva de ts’ono’ot, que en lengua maya quiere decir “hoyo con agua”). El número exacto de cenotes existentes en Yucatán es aún desconocido, pero se estiman en alrededor de 7 000 a 8 000. Estos constituyen la única fuente de agua dulce del Estado y son altamente vulnerables a la contaminación proveniente de aguas residuales y de las actividades agropecuarias e industriales.
Al igual que en muchos otros pueblos del mundo, para las comunidades mayas que habitan Yucatán, tanto la selva, monte o ka’ax, como los cenotes, están habitados por dueños o “guardianes”, desde los traviesos aluxo’ob hasta los señores balamo’ob, que imponen más respeto. A ellos se les debe solicitar permiso para labrar la tierra y para disponer del agua de los cenotes, y se les debe agradecer con los frutos de la cosecha.
El impacto de la colonización
En el siglo xvi, la ausencia de oro y plata en Yucatán, así como su suelo pedregoso, representaron dificultades económicas para los colonizadores españoles, quienes encontraron su principal fuente de riqueza en la explotación de la fuerza de trabajo de los indígenas mayas y en la extracción de tributo. Fray Bartolomé de las Casas plasmó esta situación de la siguiente manera en su Brevísima relación de la destrucción de las Indias:
Y porque la tierra no tiene oro, porque si lo tuviera, por sacarlo, en las minas los acabara; pero por hacer de los cuerpos y de las ánimas de aquellos por quien Jesucristo murió, hace a barrisco todos los que no mataba, esclavos.1
En contraste con la ausencia de oro, de las Casas observó que Yucatán
abunda de miel y cera más que ninguna parte de las Indias de lo que hasta ahora se ha visto.
En la actualidad, la península de Yucatán es una de las mayores regiones productoras de miel de abeja en el mundoy alrededor del 90% de la miel de Apis mellifera se exporta a la Unión Europea y a Arabia Saudita (la miel de la abeja nativa de Yucatán, la melipona, no se exporta).
A diferencia de los aztecas en el centro de México, los mayas en Yucatán no tenían una estructura política centralizada, sino que estaban organizados en cúuchcabalob o “provincias”, algunas de las cuales se aliaron con los conquistadores españoles, mientras que otras les opusieron resistencia. Debido a esta organización política, así como a la falta de metales preciosos que despertaran un mayor interés para los españoles, el proceso de conquista de Yucatán fue mucho más tardío que el de otras partes de lo que hoy es México. Para algunos historiadores, fueron incluso los mayas quienes colonizaron a los conquistadores europeos, ya que hasta finales del siglo xix, era común que los españoles hablaran la lengua maya y adoptaran la dieta y otras prácticas propias de los mayas.2
A pesar de las intensas políticas de castellanización implementadas en el siglo xx, la lengua y la cultura mayan se han adaptado a los cambios y siguen muy vivas en la actualidad, siendo Yucatán el tercer Estado con mayor población indígena en México.
La expansión de los monocultivos de henequén
Hacia la segunda mitad del siglo xix, en la era del México independiente, las haciendas ganaderas, maiceras y azucareras, propiedad de los descendientes de los españoles, fueron reemplazadas por las haciendas de henequén (Agave fourcroydes), una planta que pudo florecer en el pedregoso suelo yucateco. La fibra de esta planta se exportaba a los Estados Unidos para la fabricación de sacos y mecates para la agricultura, así como para la elaboración de cuerdas para barcos, entre otros usos. En 1881, el historiador yucateco Serapio Baqueiro observó que
todo el estado es henequén, y fuera del henequén no hay nada3
Mientras que en 1888 se exportaron 35 118 767 kg de fibras de henequén, en 1916 la exportación llegó a 201 990 440 kg. La industria del henequén convirtió a la clase hacendada en una de las más ricas de México, la cual adoptó un estilo de vida similar al de la burguesía europea. Pero esta riqueza se basó en la explotación de la fuerza de trabajo de los peones henequeneros, tanto indígenas mayas y yaquis (del Estado de Sonora, en el norte de México), como inmigrantes chinos ycoreanos. Esta situación laboral fue descrita por varios observadores como una condición de esclavitud. En 1910, el periodista estadounidense John Keneth Turner denunció que los peones de hacienda
nunca reciben dinero; se encuentran medio muertos de hambre; trabajan casi hasta morir; son azotados [...] Oí muchos relatos de esclavos que habían sido muertos a golpes; pero nunca supe de un caso en el que el matador hubiera sido castigado, ni siquiera detenido.4
La concentración de la tierra en manos privadas y la permanencia de tributos como las obvenciones parroquialesfueron algunas de las principales causas por las que indios mayas del oriente de Yucatán se levantaron en 1847, en el conflicto que se conoce como “Guerra de Castas”. Durante esa contienda, las milicias indígenas tomaron las ciudades y villas más importantes del oriente y sur de Yucatán. Gracias al apoyo del gobierno de México, hacia 1850 el ejército de Yucatán pudo recuperar las principales poblaciones de la región, aunque algunas localidades del oriente de la península, como Chan Santa Cruz, permanecieron bajo control de los rebeldes hasta el siglo XX. Debido a este conflicto, se estima que la población de Yucatán se redujo casi a la mitad, pasando de 505 041 habitantes en 1846 a 300 000 en 1851. En algunas de las ciudades del oriente, como Valladolid y Tizimín, la población disminuyó en porcentajes todavía más altos.
Industria porcina y contaminación de las aguas subterráneas
En 1918, la producción de henequén comenzó un declive que culminó en 1992, con la jubilación anticipada de miles de trabajadores henequeneros del Estado. No obstante, desde la década de los ochenta, el gobierno federal y el gobierno de Yucatán intentaron diversificar la economía yucateca, principalmente a través de la industria maquiladora, así como por medio de la extensión del puerto de altura de Progreso, costa al norte de Yucatán, entre 1985 y 1989. El puerto de altura permitió el crecimiento de las industrias avícola y porcícola gracias a una mayor capacidad para recibir cargas de granos.
Así, entre 1984 y 1992, la medida anual de producción de carne en Yucatán era de 16 667,2 toneladas y en 1993, aumentó más del doble, a 38 278,6 toneladas. Desde la década de los noventa, la porcicultura ha sido una de las actividades más apoyadas por las autoridades de Yucatán. Actualmente, la principal empresa productora de carne de cerdo de Yucatán, Kekén, exporta a Estados Unidos, Canadá, Chile, Japón, Corea del Sur, Hong Kong y China.
Aunque la porcicultura y la exportación de carne de cerdo a América del Norte y a Asia del Este es motivo de orgullo para las autoridades y empresarios de Yucatán, diversas comunidades y organizaciones de derechos humanos han denunciado que las granjas de cerdos contaminan los cenotes de Yucatán, los cuales, recordemos, constituyen la única fuente de agua dulce de este Estado. La mayoría de las grandes granjas porcícolas se ubican en el Anillo de Cenotes, una región conformada por 53 municipios del centro y norte del Estado de Yucatán, que alberga la mayor cantidad de cenotes del Estado, además de ser una zona de recarga, tránsito y descarga de agua. Por su importancia hídrica, así como por su extrema vulnerabilidad a la contaminación debido a la alta permeabilidad del suelo kárstico, en 2013 el gobierno de Yucatán estableció la Reserva Estatal Geohidrológica del Anillo de Cenotes como área natural protegida, la cual sin embargo aún no cuenta con un programa de manejo que regule las actividades en la zona.
Por otra parte, los empresarios porcícolas han reconocido que tienen poco acceso a la producción nacional de maíz y soya, cuyos granos alimentan a los cerdos. Por esta razón, el Estado mexicano y las autoridades yucatecas han promovido también la producción de monocultivos de maíz y soya, incluyendo el de soya genéticamente modificada, la cual es resistente al herbicida Roundup, que contiene glifosato. En 2015, la Agencia Internacional para la Investigación sobre el Cáncer de la Organización Mundial de la Salud clasificó el glifosato como
probablemente cancerígeno para los seres humanos.5
El impacto de la agricultura industrial, el turismo y los megaproyectos
En 2012, las autoridades federales mexicanas otorgaron a la empresa Monsanto –comprada por Bayer en 2018– un permiso para la siembra comercial de soya genéticamente modificada en siete Estados de México, incluyendo Yucatán, en una superficie de más de 253 mil hectáreas. Así, en 2016, la península de Yucatán se convirtió en la región con mayor producción de soya en el país. En septiembre de 2011, una sentencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea determinó queque, si la miel contiene más de 0,9% de polen de plantas transgénicas autorizadas para la alimentación,deberá indicarse en la etiqueta que contiene ingredientes genéticamente modificados. Esta sentencia afectó la exportación de miel de la península de Yucatán a Europa, lo que detonó una movilización de apicultores, empresarios de la miel, ambientalistas y defensores de derechos humanos en contra de la autorización para sembrar soya genéticamente modificada en la región. Muy pronto, los opositores al permiso de siembra denunciaron también la deforestación de la selva debido al monocultivo de soya, la contaminación del agua por el uso de plaguicidas, así como la muerte de abejas, pavos y otros animales expuestos a sustancias tóxicas.
En 2012, las autoridades federales mexicanas otorgaron a la empresa Monsanto –comprada por Bayer en 2018– un permiso para la siembra comercial de soya genéticamente modificada en siete Estados de México, incluyendo Yucatán, en una superficie de más de 253 mil hectáreas. Así, en 2016, la península de Yucatán se convirtió en la región con mayor producción de soya en el país. En septiembre de 2011, una sentencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea determinó queque, si la miel contiene más de 0,9% de polen de plantas transgénicas autorizadas para la alimentación,deberá indicarse en la etiqueta que contiene ingredientes genéticamente modificados. Esta sentencia afectó la exportación de miel de la península de Yucatán a Europa, lo que detonó una movilización de apicultores, empresarios de la miel, ambientalistas y defensores de derechos humanos en contra de la autorización para sembrar soya genéticamente modificada en la región. Muy pronto, los opositores al permiso de siembra denunciaron también la deforestación de la selva debido al monocultivo de soya, la contaminación del agua por el uso de plaguicidas, así como la muerte de abejas, pavos y otros animales expuestos a sustancias tóxicas.
Las actividades turísticas masivas y la instalación de grandes parques de energías eólica y fotovoltaica en ecosistemas frágiles también han contribuido al acaparamiento de tierras y a la pérdida de la selva. Uno de los proyectos que mayor preocupación genera entre los especialistas en medio ambiente y los defensores de los derechos humanos es el del (mal nomrado) Tren Maya, iniciativa del actual gobierno federal que implicaría la construcción de una red ferroviaria de más de 1 500 kilómetros, parte de la cual pasaría por encima de cenotes y cuevas, así como el surgimiento de grandes centros urbanos, comerciales y turísticos. Hacia marzo de 2022, el proyecto había sido objeto de por lo menos veinticinco demandas de amparo.
Las principales denuncias han sido sobre las afectaciones al medio ambiente de la región, debido a la deforestación de más de 2 500 hectáreas de selvas húmedas, y la violación de los derechos a la libre determinación, al territorio y a la consulta previa, libre e informada de las comunidades mayas. También se ha cuestionado el uso del nombre “maya”, por lo que es común que las críticas se refieran a la obra como
el tren que no es maya o el mal llamado Tren Maya.6
La crisis climática y la amenaza de huracanes y sequías
Todos estos procesos socioeconómicos se enmarcan en un contexto ambiental en el que, como han advertido diversos especialistas, las ondas cálidas se han vuelto más intensas y duraderas en la región. Como botón de muestra, en 2015 se registró un nuevo récord de calor en Yucatán: 48 grados centígrados en el municipio de Santa Elena, en el sur del Estado y 43,5 grados en la ciudad capital de Mérida. Una de las consecuencias de estas ondas de calor es que también se agravan los incendios forestales y las sequías.
Del mismo modo, los especialistas en el tema han documentado que, en los últimos quince años, la temporada de lluvias en Yucatán, que usualmente abarcaba de junio a octubre, se ha vuelto más errática. La lluvia ya no cae regularmente como se tenía programado con anterioridad 7, afirma Javier Mijangos Cortés, especialista en agrobiodiversidad y sustentabilidad ecológica y cultural del Centro de Investigación Científica de Yucatán. La irregularidad de las lluvias constituye una seria amenaza para la milpa y la pérdida de semillas. Como lo ha expresado la Alianza Maya por las Abejas Kaabnalo’on,
Ya estamos viendo los efectos del cambio climático: sequías o lluvias severas; la pérdida de la masa forestal y de las zonas florales no solo está afectando a los apicultores. También vemos que tiene impacto en el acceso al agua o en la presencia de más plagas en los cultivos.8
Si por su geología Yucatán es muy vulnerable a la contaminación del agua subterránea, por su geografía es particularmente vulnerable al impacto de huracanes. De acuerdo con la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales, y el Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático del gobierno mexicano, los ciclones tropicales han sido los eventos de desastre asociados al clima con mayor ocurrencia en Yucatán en el periodo 1999-2018.
Por otra parte, diversos estudios han documentado que actividades como la agricultura, las granjas porcícolas, avícolas y bovinas, el turismo a gran escala y la expansión urbana han contaminado el agua subterránea de los cenotes de Yucatán, la única fuente de agua dulce en el Estado. Así, en el agua de los cenotes se ha registrado la presencia de plaguicidas altamente peligrosos, muchos de ellos prohibidos en otros países, como el DDT, heptacloro, lindando, endrinay glifosato, en niveles superiores a los permitidos por las normas nacionales. Estos plaguicidas afectan la salud humana y los ecosistemas de los cenotes, así como la reproducción de los peces, aves y murciélagos, animales que también son importantes especies polinizadoras.9
Mayan "defense of the territory"
Los procesos anteriormente mencionados han provocado una movilización inédita de comunidades mayas y organizaciones de la sociedad civil en Yucatán. Un parteaguas fue la lucha en contra del permiso de siembra de soya genéticamente modificada en 2012. Desde entonces, las y los apicultores mayas organizados en el Colectivo Maya de los Chenes, en el municipio de Hopelchén, han logrado que la Suprema Corte de Justicia de la Nación suspenda el permiso de siembra de soya, que el Estado mexicano inicie una consulta con las comunidades afectadas y también han visibilizado la defensa de las abejas, la selva y el agua en el ámbito internacional. Comunidades del sur de Yucatán y de Bacalar, en Quintana Roo, han protagonizado procesos semejantes de defensa social y legal. A pesar de la prohibición del cultivo de soya transgénica por parte del máximo tribunal de México, persiste la siembra ilegal en la península de Yucatán.
Asimismo, en 2017 se constituyó Kanan Ts’ono’ot o los “guardianes de los cenotes” en Homún. Este municipio se ubica en la zona de recarga del Anillo de Cenotes, una región extremadamente vulnerable a la contaminación del agua subterránea. Kanan Ts’ono’ot ha defendido la actividad ecoturística en los cenotes del municipio frente a la contaminación que podría provocar una megagranja porcícola de 49 mil cerdos de la empresa Producción Alimentaria Porcícola. Gracias a su intensa movilización política y legal, la granja fue suspendida en diciembre de 2018.
Por su parte, en enero de 2018 se conformó la Asamblea de Defensores del Territorio Maya Múuch’ Xíinbal, la cual ha emprendido procesos de defensa comunitaria y legal de los derechos del pueblo maya frente a la instalación de megaparques de energía eólica y fotovoltaica que implicarían la deforestación de cientos de hectáreas de selva y la perturbación de cenotes y del Tren Maya. Múuch’ Xíinbal también ha logrado importantes victorias en tribunales, como la suspensión de megaparques de energía renovable y de tramos del Tren Maya.
Aunque la forma de resistencia más visible en los últimos años ha sido la movilización política y legal de organizaciones de la sociedad civil, la defensa del patrimonio biocultural de las comunidades mayas también se está llevando a cabo mediante diversas prácticas de conservación e intercambio de semillas. Entre ellas se cuentan las que llevan a cabo los Guardianes de las Semillas Kanan Inajoob y el Comité de Defensa de Semillas en el sur de Yucatán; propuestas de agroecología como las practicadas por la Escuela de Agricultura Ecológica U Yits Ka’an y Cultiva,Alternativas de Regeneración; iniciativas de agricultura urbana como la del Colectivo Milpa en la ciudad de Mérida; o diversas familias y comunidades que practican la milpa, la apicultura y la recolección de leña. Estas actividades no son únicamente “productivas”, sino que entrañan un profundo conocimiento del entorno y de los seres que lo habitan.
Frente a algunas de las principales amenazas que contribuyen al calentamiento global, la pérdida de biodiversidad y la intoxicación del planeta, las comunidades mayas y sus aliados responden con una lucha que mantiene la esperanza enun mundo social y ambientalmente más digno y justo.
1 De las Casas, Bartolomé. 2015. Brevísima relación de la destrucción de las Indias. México: CNCA, pp. 61-62.
2 Farriss, Nancy. 2012. La sociedad maya bajo el dominio colonial. México: CNCA.
3 Citado en Joseph, Gilbert. 2010. Revolución desde afuera. Yucatán, México y los Estados Unidos, 1880-1924. México: FCE, p. 55.
4 Turner, John Kenneth. 2022. “México bárbaro”. Consultado el 20 de junio, p. 12.
5 Turner, John Kenneth. 2022. “México bárbaro”. Consultado el 20 de junio, p. 12.
6 Ribeiro, Silvia. 2019. “El tren que no es maya”. La Jornada, 5 de enero de 2019; Muñoz Ramírez, Gloria. 2019. “El mal llamado Tren Maya”. La Jornada, 29 de junio de 2019.
7 Ribeiro, Silvia. 2019. “El tren que no es maya”. La Jornada, 5 de enero de 2019; Muñoz Ramírez, Gloria. 2019. “El mal llamado Tren Maya”. La Jornada, 29 de junio de 2019.
8 Ribeiro, Silvia. 2019. “El tren que no es maya”. La Jornada, 5 de enero de 2019; Muñoz Ramírez, Gloria. 2019. “El mal llamado Tren Maya”. La Jornada, 29 de junio de 2019.
9 Llanes Salazar, Rodrigo y Katia Rejón Márquez. 2022. Agua amenazada. Informe sobre la grave contaminación del Anillo de Cenotes en la península de Yucatán (México). Washington: Fundación para el Debido Proceso.